Llevé a mi alumna Erina, una niña pequeña y delgada con una sonrisa encantadora, a un viaje a una fuente termal. A pesar de que mi corazón latía con fuerza contra la enorme polla, todavía estaba tan feliz que "Divídelo", abrí mi pequeña boca y la metí en mis mejillas mientras sollozaba. Las convulsiones durante las embestidas profundas no cesan ni siquiera cuando la gente dice: "¡No puedo soportarlo! ¡Me voy!". "Me gusta que me estrangulen", y si untas semen en la cara de Erina, "soy la prisionera de Chi Po". Tenga en cuenta que no hay